lunes, 14 de noviembre de 2011

HISTORIA JOSE MARIA HERNANDEZ VIVAS



Precedente Histórico

Eran los días postrimeros del mandato del Doctor Carlos Holguín y las vísperas de una nueva administración nacional, honor que caería en la persona del Doctor Miguel Antonio Caro, el siete de agosto de 1892.

Estaba Colombia probando los primeros vuelos de la reforma constitucional en su nueva ley fundamental que decretó para el país el nombre de REPUBLICA DE COLOMBIA, cambiando el nombre de Estados por el de Departamentos y para lo cual se adoptó el lema de gobierno "CENTRALIZACIÓN POLÍTICA Y DESCENTRALIZACION ADMINISTRATIVA”. Para ese entonces las provincias y los estados existentes se disuelven en su forma y fondo, tanto político como administrativo, constituyéndose en departamentos fueron nuestro campo sureño denominado Provincia de Obando, toman rumbo nuevas instituciones para formar el hoy Departamento de Nariño conformado por numerosos municipios perfectamente delimitados.

En el año de 1892 y Suceden grandes cosas para la Historia de Colombia, así como para la política y la estructura social de su nación; aspectos que son muy  bien conocidos y relatados en los tratados de enseñanza media en nuestra República. Pero así mismos quedan datos importantes para el devenir político y social, que se han ahogado en las lagunas opulentas y fangosas del olvido; aspectos éstos que en un momento han logrado desafiar las páginas históricas hablando con ímpetu de personas que con valerosa honra han sacrificado lo más preciado del ser humano en aras de la soberanía y el bienestar de la patria; entregando su Vida sin importarle que el patíbulo fuese la cruz, la guillotina, o  descarga de fusiles.

La Niñez y la Guerra

El siglo XIX exhalaba sus últimos tremores cuando el niño José María comienza a conocer la vida y a adaptarse al labriego ambiente que el destino le depara; parecía que de aquella hondonada de Guachá Jamás iba a salir.

El sol en lo alto de ras montañas sureñas no dejaba mirar más allá de dónde se escondían sus propios congéneres; pero el niño se acostumbré a mirar el infinito y ya comienza ameritar en la curiosidad de "tirarse" a recorrer los caminos desconocidos. Más, Guachá -vista con los ojos de un ciudadano sin prevención cien años después del nacimiento del protagonista de esta historia_ no es más que una canoa orienta-da con su proa hacia el oriente, soplada por
los vientos de occidente , desde donde el niño iba desafiando la tormenta,
mas ante la inminente borrasca se abrió una grieta por donde escaparon él y su nombre para hacer inmortal  a su cuna, salvándola del naufragio al precio de la inmolación de su vida.


José María Hernández es  un infante desapercibido y taciturno pero afanoso por aprender a leer y a escribir, por aprender a vivir cuando estalla la revolución de 1999 en el Departamento de Santander apenas cumplidos tres años y medio de la de 1995 a raíz de la rebelión extendida por todo el país.

El siglo nace en medio de la GUERRA DE Los MIL DIAS "donde perecieron más de cien mil colombianos, recibieron heridas otros tantos, el país quedó en la ruina, sin ganado, sin agricultura, sin caminos, desacreditada en el exterior, con su suelo repleto de tumbas y con el odio político de los colombianos entre sí.

Para ese tiempo José María Hernández ya tenía los siete años que la religión exige para tener uso de r4zón,por lo tanto y como la guerra se extendió despiadadamente por todo el país proporcionando sangrientas batallas cercanas a Ia zona de Guachá como son las del TOTORAL Y CASCAJAL, el niño pregunta quienes son los que pelean, responde su padre "liberales contra conservadores,', los liberales eran los radicales de otrora, los herejes del día, los bandoleros, etc.; los conservadores, los defensores del gobierno, del clero, de la religión, etc.; pero ambos bandos escudados ba.jo el falso ideal y el estandarte de la paz y la igualdad ; pasaban sobre los cadáveres de sus hermanos, sus vecinos, amigos y enemigos.

José María piensa colocarse al lado de la ideología de su padre, ya que en aquellos tiempos, salvo contadas excepciones, los hijos heredaban además del apellido, la ideología política de su padre, muchas veces sin tener los más mínimos afectos políticos.

Con este acontecimiento se sepultan bajo la crueldad d de la violencia muchas ilusiones y hasta el porvenir de muchas regiones como el de Pupiales, que siendo un pueblo con raigambres políticas de reconocida envergadura, se coloca en las páginas empolvadas, olvidadas y borrosas de la Historia.

Pero en Guachá José María sigue creciendo y su mano deja el arado para tomar el lápiz de piedra que le enseñará a trazar sus primeras letras sobre una plana de pizarra: letras primeras que las obtuvo de su propia madre por medio del "Silabario", método de la época y, luego, cuando doña Isolina Villareal funda la primera escuela rural en Tatambud, José María llega a sus aulas. Ahí lo conoció y ella desde su lecho de enferma ,(donde pacientemente esperé que la parca aborde su lecho de ancianidad y abandono) describe así al niño Hernández Vivas - "Era un niño pasivo, de poco hablar pero inteligente, le gustaba andar cabizbajo y cuando había quehaceres en la escuelita era el primero en presentarse a la actividad, extremadamente respetuoso y tenía una hermosa letra" - Así lo conoció su primera maestra , de quien heredó su amor por el prójimo y sus ademanes de cultura frente a la sociedad que lo rodeaba.

Pero no fue larga su permanencia en la escuelita rural, pues los reverendos hermanos maristas en el año de L907 plantaron domicilio en la ciudad de Pupiales y abrieron los brazos de la educación y la cultura a toda la comunidad del sur del Departamento de Nariño.

José María le pide a su padre enviarlo a completar sus estudios de primaria a aquel centro; don Víctor sin pensarlo dos veces cumple los anhelos del muchacho, ahí recibe suficiente conocimiento de las letras; los hermanos maristas eran muy exigentes en la tarea de la enseñanza y los que allí recibieron ciencia y cultura aún nos dan ejemplo de sabiduría y responsabilidad. De esos hombres forjados a la luz del fuego y bajo el lema de -"la letra con sangre entra”- fue José María Hernández vivas.

JUVENTUD Y AVENTURA

Al culminar sus estudios primarios en la Escuela Urbana de Varones Niño Jesús de Praga en el año de 1909 José María regresa a la tierra de su sol, la vega de Guachá, por los mismos caminos de herradura abiertos por los labriegos vecinos y que aún hoy en medio del desarrollo de los pueblos sigue el mismo camino sin ser menos que un calvario para los que por él tienen forzosamente que transitar, dejando piedra tras piedra los gritos en las cangaguas de Guachá contra quienes en .tiempo de e elecciones llegan con sus promesas de que “para el próximo período será afirmada esta vía".

Pero más deplorable para decirlo rápidamente en cuanto a la vía que nos conduce a la cuna del héroe, es el tramo comprendido entre el casco urbano de tatambu  y la vereda de Guacha, tierra engrandecida por su gloria ;ya que uno de los gamonales del lugar, Un feudal sin herederos legítimos, pero con dinero y por lo tanto con el suficiente poder para  oponerse al desarrollo - y lo hizo - a la ampliación y cambio de rumbo de aquella vía, por ser muy anti técnico el actual camino y por caer afectada  una de sus propiedades, a pesar de tener una representación feudal en la vereda donde se desarrollo el héroe y en donde aún perduran las “atropellos” de algún inescrupuloso insecto social, motivo por el cual se ha hecho acreedor  al desprecio de muchos moradores de aquella región.

Esa región arcillosa y compacta, con recursos naturales envidiables es el patio delantero de la humilde vivienda. que allí se levantó. Para ver nacer al más famoso histérica ente de los hombres del sur del también olvidado y subdesarrollado departamento de Nariño.

Aquí volvió José María Hernández a leer las hazañas de Tomás Cipriano de Mosquera, el ímpetu de José María Obando, la estrategia en la disposición de las tropas de José Hilario López y tenía como su padre, "matrícula" en el partido conservador, aunque jamás fue fanático, ni lo demostró depositando su voto por dicho partido ya que no tenía veintiún años cuando salió de su tierra levantando anclas de aventura, para cabalgar sobre el corcel indómito que no traía boleto de regreso.

Le gustó leer las aventuras emprendidas por los antedichos personajes porque tuvo un tío, hermano de su padre que discrepó diametralmente en la ideología del Padre de  Familia y se colocó en el reverso de la moneda; por eso lo tildaron de “bandoleros”.

Él en una ocasión derrotó a unos intrusos que le apedrearon su puerta y en otra hizo correr delante de su escuadrón armado de garrotes, machetes y escopetas, a los contrarios de Obando que iban rumbo al norte por el camino de Gualmatán e les; seguramente eran los emisarios de Flórez, pero en Tatambud se encontraron con el indómito Juan Antonio a quien el poeta "Bolívar Quijano", que le ha dado glorias con su pluma a Pupiales, además de honrarlo con su Acróstico en el libro inédito HESPERIDES ANDINAS, lo admira profundamente por ser un verdadero defensor del bienestar social y el
interés público, ese era el tío de José María.
Con todas estas y otras lecturas, Para entonces censuradas y quemadas por el clero en la plaza pública, no sin dejar de decir en la homilía, que quien lea éstas obras se iba al infierno, a quemarse en sus pailas más hirvientes, se entusiasmó el imberbe.

José María sin perder el amor por el santo Crucifijo que según su hermana la religiosa franciscana Ezequiela Hernández" era su devoción incuestionable," y colgando en su pecho un viejo escapulario con  la imagen de la virgen de las Lajas por un lado y por el otro el corazón de Jesús, se recuesta en los prados de su estancia a meditar por  el futuro suyo y el de sus hermanos; pues sucede aquí un acontecimiento  que a mi modo deber es el más importante en la vida del águila que volaría a través de la selva, veámoslo: para el año de 1910  ya no eran sólo dos los hijos del matrimonio Hernández vivas sino que el  hogar ya gozaba del alborozo y bullicio de ocho retoños que  harían perenne al árbol que los produjo.

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